Claudia Ortega - portafolio personal de arte

Arrastrarse por la Tierra


Nos arrastramos por la Tierra,
no somos capaces de ver
más allá de nuestra cabeza.
Somos todas diferentes,
unas más altas, otras más bajas,
unas más flacas, otras más gordas
unas con una cabeza, otras
con una cabeza, además, en los pies.

Pero todas con la misma estructura,
todas arrastrándonos por la Tierra,
todas moviéndonos en el mismo espacio,
aunque algunas, como la del sombrero,
estén y lo vean todo al revés.
Todas estamos en el mismo universo,
apartadas de la esencia,
donde nacen y se Integran todas las cosas

En el arriba y en el abajo, donde todo está más claro,
y se marcha en una sola dirección

Claudia Ortega





Xenoturbella, 2018


Hasta los 11 años vivíamos con mi familia en un departamento en un tercer piso, en Arica (ciudad del norte de Chile, tri-fronteriza, en el desierto de Atacama, el más seco el mundo). Bajaba a jugar con mis hermanas, otras niñas y niños al patio, nos encantaba mirar los “chanchitos de tierra o cochinilla de humedad” (Porcellio scaber) a muchos les dí un nombre, pero de vez en cuando, aparecía una “lombriz de tierra ó lumbricido”  (Lumbricidae.) Como las veíamos rara vez, lograban toda mi atención.

Los lumbrícidos son de los seres vivos con mayor éxito adaptativo. Su origen se sitúa hace más de 100 millones de años. Constituyen del 50 al 60% del total de los organismos vivos. Son aproximadamente 2.000 especies y las podemos encontrar en casi todos los suelos de la Tierra. Casi todas las lombrices son hermafroditas poseen órganos reproductores masculinos y femeninos, pero necesitan aparearse para intercambiar sus gametos.

“Las lombrices de tierra representan la mayor biomasa animal en la mayoría de los ecosistemas terrestres, y allí donde son abundantes pueden procesar a través de sus cuerpos hasta 250 toneladas de suelo al año, por hectárea. Este inmenso trabajo influye de forma significativa en las propiedades físicas, químicas y biológicas, y otorga a estos organismos un papel crucial en la modificación de su estructura, en la aceleración de la descomposición de la materia orgánica y del reciclado de nutrientes, que tiene a su vez efectos importantes sobre las comunidades vegetales que viven por encima de la superficie del suelo” 1.

Aunque las lombrices no logren distinguir las imágenes pueden percibir la luz mediante fotorreceptores ubicados en el epitelio. Tienen sentidos del gusto y del olfato. Posiblemente tienen también sensaciones químicas y térmicas, como los seres humanos. Lamentablemente, hemos sido de sus principales enemigos, por el uso de insecticidas y abonos químicos, entre otros.

La especie de gusano Xenoturbella, que en latín significa “platelminto poco común”, comparte nuestro ADN  “Es el miembro más primitivo del grupo al que pertenecen los humanos, llamados los deuterostomos,  dice cómo evolucionamos hace 500 millones de años”2 resalta Max Telford director del estudio de la Universidad de Cambridge. Deuterostomes incluyen mamíferos, peces, estrellas de mar y gusanos.

Los restos más antiguos de Homo sapiens se encuentran en Marruecos, con 315 mil años, casi un tercio de un millón de años. Y el gusano Xenoturbella, que es nuestro pariente más primitivo, según el ADN  puede tener su origen hace 500 millones de años.  Los primeros lugares donde se encontró el Xenoturbella, con dos especies fue en las costas de Suecia el año 1949 y recién el 4 de febrero de 2016, en la Revista Nature3, se publicó que se encontraron 4 especimenes más en el Golfo de California.

Conocemos bastante de las lombrices de tierra, sabemos, que tienen muchos procesos similares a los nuestros que son indispensable en nuestro ecosistema y que, al igual, que nosotros se arrastran por la tierra, pero no que sienten y lamentablemente no las cuidamos.

Estudiamos el Universo, todos sabemos o hemos escuchado de las constelaciones, de los agujeros negros. Pero ¿cuánto sabemos, de los gusanos como el Xenoturbella?, nuestros primos más lejanos y si los miramos desde el origen del Universo, quizás los más cercanos. ¿Cuántos conocemos nuestra historia y la honramos? ¿Dónde están los límites del arte, la ciencia, la biología, la ecología, la filosofía?

Claudia Ortega


Referencias

(1) Domínguez, J. et al. The role of earthworms on the decomposition of organic matter and nutrient cycling.Ecosistemas. pag 18(2009)

(2) Revista Nature, publicado online el 21 de agosto del 2003. https://www.nature.com/news/2003/030818/full/news030818-11.html Referencia Bourlat, S. J. et al. Xenoturbella is a deuterostome that eats molluscs.Nature, 424, pag 925 – 927, (2003)

(3) Revista Nature, publicado online el 3 de febrero de 2016 https://www.nature.com/articles/nature16545.html Referencia Greg W. RouseNerida G. WilsonJose I. CarvajalRobert C. Vrijenhoek. New deep-sea species of Xenoturbella and the position of Xenacoelomorpha. Nature , 530, pages 94 – 97 (2016)